Lixiang ONE, el eléctrico con autonomía extendida más impactante.
La startup china CHJ Automotive ha presentado en el Salón del Automóvil de Guangzhou el impresionantes Lixiang One, un SUV de grandes dimensiones con capacidad para hasta siete pasajeros que destaca por su motor eléctrico de autonomía extendida. No llegará a Europa a corto plazo desgraciadamente.
Con un diseño impactante que puede recordar en ciertos aspectos a los nuevos BMW X7 o el Range Rover Velar, el Lixiang One está previsto que llegue al mercado chino el próximo mes de abril con una oferta muy lujosa y equipada con la que intentarán rivalizar con el Tesla Model X aunque a precios muy inferiores.
En el interior llama la atención el salpicadero coronado por tres pantallas de gran tamaño que recorren toda la zona superior. Desde ahí se controlan el sistema de sonido, climatización, navegador, la instrumentación, diversos parámetros del vehículo y otras muchas funciones. Los materiales y ajustes están a un gran nivel, algo que empieza a ser normal en coches chinos de cierto precio.
El Lixiang ONE cuenta con dos motores eléctricos, uno en el eje delantero y otro en el posterior, siendo un tracción total en algunas ocasiones. El sistema se acompaña de una batería con 40,5 kWh que puede recargarse gracias a un generador alimentado por gasolina (un sistema parecido al de los Chevrolet Volt). La firma dice que puede realizar unos 180 km en modo eléctrico y 520 km con la autonomía extendida (700 km en total) aunque se pueden alcanzar los 1.000 km en ciclo urbano.
El nuevo modelo ha sido desarrollado en cuatro años y han colaborado más de 1.000 expertos ingenieros para conseguir un producto sin tachas en ningún apartado. No será barato pero respecto a otros productos similares de firmas importadas será competitivo.
Ford también se pasa a los patinetes eléctricos compartidos comprando la startup Spin
Si hace unos días os contábamos que SEAT se había metido de lleno en el mundo de los Vehículos de Movilidad Personal (VMP), ahora le toca el turno a Ford para zambullirse en el mercado de los patinetes eléctricos.
La empresa del óvalo ha movido ficha en este incipiente segmento de la movilidad urbana con la adquisición de Spin, una empresa dedicada a la propagación de los patinetes eléctricos cuya sede se encuentra en San Francisco. Los patinetes eléctricos no sustituyen a los coches, los complementan.
Ford está dispuesta a ver en los patinetes eléctricos más que un enemigo, un aliado. Estas soluciones de desplazamiento urbano pueden ser el complemento perfecto para evitar entrar en las ciudades con el coche, facilitando los desplazamientos de último kilómetro aunque su radio de acción cada vez se está ampliando más.
Con la adquisición de Spin, Ford se ha metido en el bolsillo a una parte del negocio, buscando soluciones de micromovilidad. Spin opera ofreciendo sus servicios de patinetes eléctricos compartidos en nueve ciudades de Estados Unidos y cinco campus universitarios, una receta similar a los patinetes de Lime que ya conocemos en algunas ciudades de España.
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No es el primer movimiento de Ford en esta dirección ya que la empresa del óvalo azul ya se ha hecho anteriormente con los servicios de bicicletas y microbuses eléctricos Chariot, las bicicletas eléctricas de GoBikes en San Francisco y otro proyecto de patinetes eléctricos de la Universidad de Purdue llamado Jelly.
Para Spin, la empresa fundada por Euwyn Poon en marzo de 2017, la adquisición por una cantidad no revelada (pero estimada en aproximadamente 40 millones de dólares) es entrar a jugar en las ligas mayores, pero quieren mantener su filosofía de cooperación con las administraciones públicas, creando soluciones de la mano de los consistorios municipales y consiguiendo todas las autorizaciones necesarias antes de comenzar sus operaciones. Algo que les diferencia del caso de Lime y casa completamente con la filosofía responsable de Ford.
Marcy Klevorn (vicepresidenta ejecutiva y presidenta de movilidad de Ford) ha asegurado que "no queremos quedarnos fuera de un movimiento que actualmente moviliza a 240.000 patinetes eléctricos solo en Estados Unidos, y que contribuyen a crear ciudades mejores, con menos contaminación y menos saturadas de vehículos".
El ITH aúna esfuerzos con un fabricante de bicicletas eléctricas
El sector hotelero aúna esfuerzos conLittium by Kaos, marca de bicicletas eléctricas con su propio equipo de I+D+i y un sistema de control propio, en “un momento decisivo de cambio en todo lo que respecta a la movilidad urbana”, según ha afirmado su CEO y director ejecutivo, Estebe Gorbea. Por ello la compañía se ha unido al ITH (Instituto Tecnológico Hotelero) como nuevo socio en el área de Sostenibilidad y Eficiencia Energética.
El objetivo de ambas entidades, como ha destacado Gorbea, “es común: ofrecer un servicio de categoría a clientes y trabajadores, facilitándoles bicicletas eléctricas que les permitan desplazarse con la máxima eficacia y sostenibilidad, de un modo divertido y relacionarse de una forma humana y saludable con su entorno”.
La empresa, situada en Bizkaia, nació hace tres años de la unión de dos compañías: Littium, dedicada al diseño y desarrollo, y Kaos Entertainment, fabricante y distribuidor tecnológico que cuenta con más de 30 años de trayectoria en el mercado de las nuevas tecnologías.
Su objetivo es ofrecer un producto acabado, de alta gama, con un precio competitivo para el mercado actual. En la actualidad centran sus esfuerzos en el desarrollo de nuevos productos, ofreciendo al usuario final y a los distribuidores bicicletas eléctricas robustas, cómodas y fáciles de manejar, siempre con un cuidado diseño.
Desde el ITH consideran que “pueden aportar un gran beneficio para el sector hotelero, ya que Littium by Kaos es el resultado de aunar las nuevas tecnologías al servicio de un público que quiere un transporte cómodo, práctico y ecológico, gracias a que tienen una visión clara de nuestro planeta y avanzan de forma constante hacia la movilidad eléctrica total”.
España prohibirá la matriculación de coches de diésel, gasolina e híbridos a partir del 2040
El objetivo es que en el 2050 no circule ya ningún automóvil de combustión con combustibles fósiles.
El Gobierno se marca como objetivo una reducción de emisiones del 37% en 11 años, un 20% más de lo que exige la UE.
España dejará de matricular a partir del 2040 cualquier "turismo o vehículo comercial ligero (furgoneta)" que emita dióxido de carbono (CO2) , el principal gas causante del efecto invernadero. El veto afectará tanto a los vehículos diésel como a los de gasolina e incluso a los híbridos y a los de gas natural. Solo los eléctricos, los movidos por hidrógeno o cualquier otra tecnología 100% limpia, podrán comercializarse en España, según el documento de trabajo de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Enérgética que el Gobierno ha hecho llegar a los partidos políticos y han explicado fuentes del Gobierno.
La intención del la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, es abrir un proceso de participación con comunidades autónomas, municipios, sectores implicados y grupos parlamentarios con el objetivo de que el Consejo de Ministros apruebe el proyecto de ley y lo remita al Congreso antes de finalizar el año.
El acuerdo de París
La nueva normativa pretende asegurar el cumplimiento por parte de España del acuerdo de París contra el cambio climático fijándose objetivos de "ambición máxima" en el marco de las directrices de la Unión Europea.
La prohibición de la matriculación obedece a la necesidad de que 10 años más tarde, en el 2050, no circule por España ningún turismo o furgoneta que emite CO2, en congruencia con el pacto sellado en la capital francesa, que prevé cero emisiones en la segunda mitad de siglo para evitar que el aumento de temperaturas en el planeta supere los dos grados centígrados. En pricipio, el Gobierno no lo prohibirá sino que dejará en manos de los municipios este tipo de decisiones.
Diez años antes, en el 2030 habrá que contar ya con una cuota importante de vehículos “de con nulas o bajas emisiones” pero la ley no lo define. Esto se establecerá en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que estará listo a primeros de diciembre.
La ley pone en el punto de mira las emisiones del transporte porque estas no han dejado de crecer en toda Europa en los últimos años pese a lo contemplado en los pactos para contener el cambio climático.
Puntos de recarga en las gasolineras.
En el terreno de la movilidad la ley contempla varias medidas a más corto plazo. Para facilitar la expansión del vehículo eléctrico, por ejemplo, todas las gasolineras estarán obligadas próximamanete a instalar puntos de recarga. Los plazos se establecerán en función de su volumen de ventas. A mayor dimensión más pronto deberán crearlos.
Los municipios de más de 50.000 habitantes estarán obligados, por su parte, a crear zonas de bajas emisiones donde solo puedan acceder los vehículos más ecológicos. Tendrán para ello un plazo máximo de cinco años, hasta el 2023. El Gobierno tendrá que estudiar además la posible implantación en España de la euroviñeta.
70% de renovables en el 2030.
La parte central de la nueva norma fija como objetivo que el sistema eléctrico cuente con un mínimo del 70% de generación a partir de energías renovables. Todo un reto nada fácil de alcanzar dado el parón que han supuesto los seis años del Gobierno del PP. La ley prevé que para lograrlo va a ser necesario "impulsar la instalación de un mínimo de 3.000 MW de potencia al año" a partir del 2020. El equivalente a construir anualmente tres reactores nucleares como los de central de Ascó.
En el papel de la energía nuclear en este revolucionario futuro no forma parte de la ley. Se determinará también en en el citado plan de Energía y Clima. Ahí se verá si se opta por prolongar la vida útil de algunas centrales o se mantiene la promesa electoral del PSOE de cerralas todas cuando cumplan 40 años.
Eliminar el 37% de las emisiones en 10 años
Con todo este esfuerzo se deberá reducir un 20% las emisiones de C02 respecto a la cifra del año 1990. Todo un reto también. Las emisiones están actualmente un 17% por encima de esa cifra. Eso significa que de aquí al 2030 una de cada tres toneladas de dióxido de carbono que España lanza a la atmósfera debe ser eliminada. Es un porcentaje un 20% más ambicioso que el exigido por la Unión Europea y se deriva del reciente informe de la ONU que lanzó la alerta sobre el retraso en la adopción medidas para evitar la subida de las temperaturas.
De modo más inmediato aún, nada más entrar la ley en vigor, en solo unos meses, no se otorgarán ya nuevas autorizaciones para realizar actividades de exploración ni explotación de hidrocarburos, ni en tierra ni las aguas territoriales españolas. El frácking también quedará vetado. Y todas las explotaciones con prórrogas vigentes no podrán seguir más allá del 2040.
Revisión del régimen fiscal.
Tampoco se podrán crear “nuevos subsidios u otros incentivos económicos que favorezcan el consumo de combustibles fósiles (diesél, gasolina y gas) y además “se revisará el régimen fiscal" a que están siendo sometidos con el objetivo de retirar de “modo progresivo todas las ayudas y medidas que favorezcan su consumo”. Aquí la ley no va más allá, aunque está claro que la subida de impuestos al diésel para empezar a equipararlo con la gasolina, prevista para el próximo año, será una de las retiradas progresivas de ayudas.
El Gobierno estará obligado por la ley a que el 20% de los Presupuestos Generales del Estado estén orientados a políticas que generen un impacto climático positivo.
Las empresas cotizadas estarán obligadas se aprobar un informe de riesgo climático como recientemente ha aprobado Francia a través del conocido artículo 173. Las sociedades con un alto uso de la energía, como Alcoa, verán récogidas sus necesidades especiales en un Estatuto de la Industria Electrointensiva.